Con la sala de la Casa de la Cultura a rebosar en los tres pases que ofrecieron, Las Esturreas lograron, un año más, ofrecer un espectáculo cargado de humor, crítica, empoderamiento y, sobre todo, reivindicación, mucha reivindicación.
Reconvertidas en princesas autónomas la agrupación femenina logró con "Del castillo no me queda ni un ladrillo" poner al público en pie tras algo más de una hora de un espectáculo en el que la intensidad no bajo ni un solo momento.